Por Juan Al. Suástegui
Es sentir aquello que se lleva hondo en el corazón,algo abstracto pero presente,
intangible pero solido a la memoria.
Es dar todo aquello que es nuestro y un poco más,
lo que tengamos y podamos tener,
incluso cayendo en la deuda eterna.
Es pedir que lo que esta en el borde del alma tenga par,
que el espacio vacío tenga forma de llenarse,
que la pasión sea devuelta en tal medida.
Es privar de toda sensación y conectarse con el interior,
llevarnos a lo que deseamos y anhelamos,
poder tocar con la punta de los labios lo más bello y sublime.
Es mirar como la emoción lo envuelve todo,
procurando dejar lo más preciado a la vista,
y ser contemplado por un impreciso tiempo.
Es sufrir por siempre por algo que no es real,
ignorar la realidad y volver a la ilusión,
repertir el ciclo vicioso sin esperanza de progresar.
Es morir porque de ninguna manera se puede soportar esto,
dejar que la vida se esfume de pronto,
en un instante y abandonar este asfixiante querer,
así dejaria de sufrir, de sentir...