El instante por el que vivimos,
la busqueda de nuestro proposito,
se nos pierde en el horizonte.
Nos movemos tanto en nuestra superviviencia,
que se nos olvida avanzar.
Estamos estancados en nuestro orden
y monotonia que se nos olvidan
nuestros anhelos y esperanzas.
Vemos la vida como una cotidianidad,
todo lo que esperabamos alcanzar cuando jovenes
se desvanse y lo recordamos como meras tonterias.
Retomar nuestros deseos de libertad y gloria
debe ser nuestra meta, sentir de nuevo las ganas
de cambiar al mundo y conquistarlo.
No rendirnos, seguir peleando con corazón y garra.
Ver cada día al mundo ofreciendonos otra oportunidad.
Tomar con una mano la realidad y con la otra nuestros sueños...
